Ir a un partido de los Chicago Bulls en el mítico United Center es una experiencia con la que es difícil no emocionarse, tanto para los más fieles amantes del basketball como para los que no siguen tanto este deporte. Por la cara este, en las afueras del estadio se alza la estatua de la leyenda que tantas noches gloriosas regaló a este pabellón, el gran Michael Jordan.
Los minutos previos al partido son un must see. En los accesos a las gradas hay numerosas actuaciones musicales, tiendas, vídeos históricos, estatuas de jugadores emblemáticos de la franquicia e incluso hay oportunidad para fotografiarse con las cheerleaders.
La imagen más breathtaking es cuando se atraviesa el pasillo hacia las gradas… el techo del pabellón cubierto de pancartas con los títulos tanto de los Bulls como de los Blackhawks (hockey), los números retirados de las leyendas, el enorme marcador colgando en el centro del pabellón proyectando vídeos para animar a los fans acompañado de muchos decibelios de música, los jugadores calentando en el parquet y “benny the bull”, la mascota del equipo haciendo de las suyas. Imposible resumir en una frase el cúmulo de sensaciones.
Uno de los momentos más emocionantes fue cuando una de las cámaras enfocó a Scottie Pippen (leyenda viva de los Bulls, socio Nº1 de Michael Jordan en los años más gloriosos de la franquicia) en el videomarcador sentado en su palco VIP… Pensé que el pabellón se venía abajo, y que yo estaba contribuyendo en gran medida en que eso sucediera.
La presentación de los jugadores es digna de una final de Champions, y sólo era un partido de la liga regular… Una sencilla y discreta introducción para el equipo rival (Brooklyn Nets) seguida de leves abucheos a cada jugador… Pero cuando llega el momento de presentar al equipo local, es algo parecido a un trailer de una superproducción de Hollywood: Luces fuera…vídeo de introducción de cientos de toros corriendo desde el Loop de Chicago, por la calle Madison, hasta embestir el autobús de los Brooklyn Nets en el United Center, partiéndolo por la mitad. Este momento de la embestida va acompañado de pirotecnia saliendo de los videomarcadores y música titánica para que el speaker de paso a la plantilla. Un show de otras dimensiones, no quiero imaginarme qué se hubiera sentido en ese mismo lugar en las finales de 1998 cuando mencionaban el nombre de MJ, Pippen o Rodman…
El partido no fue el más emocionante que se pueda vivir, dado que los Bulls este año cuentan con una plantilla mermada por las lesiones, entre ellas la del jugador estrella Derrick Rose (un gran ídolo, por el cual me crucé el charco para verlo jugar, aunque me tuve que conformar con verlo vestido de traje en el banquillo). A ello se unen también los traspasos de jugadores importantes como Luol Deng. Pero con todo ello, cada éxito cuenta más, y en el United Center pudimos notarlo, vimos a unos Bulls sedientos de victoria, poniendo en práctica una defensa increíble y liderados por un guerrero como lo es Joakim Noah.
Fue una victoria relativamente cómoda sobre unos Brooklyn Nets que cuentan a su vez con la plantilla más cara de la NBA (Deron Williams, Joe Johnson, Paul Pierce, Kevin Garnett…). En definitiva, tuvimos la oportunidad de ver en ambos equipos y en la grada enormes nombres de la mayor liga de baloncesto del mundo, espectáculo puro y duro.
Entre las anécdotas más destacadas del partido, y como es de esperar en lo relativo al deporte americano (lo cual ya tuve la oportunidad de vivir hace unos 5 años en un partido de los Toronto Raptors vs Los Angeles Lakers), es que, a diferencia de los estadios españoles, cuando el público no está de acuerdo con una decisión arbitral o quiere mostrar su enfado o inconformidad con algún jugador en concreto, lo manifiestan mediante un “Booooooo” de volumen variable, de acuerdo a la gravedad de la acción, pero NUNCA alcanzan el ruido de una pitada monumental como las que le daban a Figo en el Camp Nou o al Barça en el Bernabéu… he de decir que eché de menos llevarme los índices a la boca para silbar como un demente en ciertas ocasiones. En espectáculo nos ganan ellos, pero en el amplio abanico de lenguaje basura y escándalo, aun les queda mucho por aprender jejejejeje.
Por alguna razón, Arián es fan de los Nets, y no dudó en ponerse su camiseta de Kevin Garnett y su gorra con el logo, lo siento por ella… esta vez nos tocó ganar a los toros!!!
Y, fuese cual fuera el resultado, lo cierto es que ir a un partido de los Chicago Bulls es una experiencia única. Como es evidente, la actividad turística en Chicago en invierno es más limitada, ya que el frío polar, la nieve y el hielo hacen que pasar mucho rato en la calle no sea tan agradable, pese a la belleza de la ciudad. Es por eso que visitar el United Center es una actividad que recomiendo colocar en el top 3 de la lista de actividades en Chi-Town, ya que en verano no hay NBA. Si no te gusta el Baloncesto, vas a disfrutar igual. Si te gusta el Baloncesto, vas a disfrutar muchísimo. Si eres fan de los Bulls, vas a soñar.
Se ha notado mucho que soy fanático de los Bulls???
1 comentario en «Ir a un partido de los Chicago Bulls»