Está a unos cuantos kilómetros de Long Beach, y se puede llegar en moto, en barco (15 minutos y 5 dólares por trayecto) o haciendo un trekking por la selva.
Yo decidí hacer el trekking a la ida y volver en barco después del atardecer. Si optas por la opción del pateo, el sendero está perfectamente señalizado en la app de Maps.me. El camino te llevará cerca de una hora (puede que menos, según el ritmo que lleves). Se puede hacer en chanclas (cholas), pero mejor con deportivas. Te aconsejo que lleves repelente, gorra y mucha agua. Hay tramos que son cubiertos porque hay bastante vegetación y hay otros que son abiertos, así que si evitas las horas de mucho calor mejor. Mi consejo es que vayas por la mañana para que también puedas disfrutar el día entero en la playa. Allí hay algunos vendedores de bebidas frescas, pero no hay bares, así que lleva comida también si quieres estar muchas horas.
Yo dediqué el día entero a disfrutar de esta maravilla. Fui recorriendo la playa por la orilla, pero es extremadamente larga, así que no es fácil hacerla entera caminando, pero sí que te aconsejo que explores un poco y disfrutes de sus diversas zonas.
El sunset allí fue absolutamente mágico. Un regalo total. Si decides quedarte a disfrutarlo y quieres volver en barco, lo mejor es que compres el ticket con antelación. Hay vendedores al comienzo de la playa. Así te cerciorarás de la hora del último barco y también te harás con tu plaza, por si acaso se llenara. Aunque hay varias compañías que operan.